domingo, 21 de diciembre de 2014

Eterna


Hay gente que se cansa cuando mira la belleza, quizás porque lo más bello es tan mundano que buscan algo más allá de lo que esperan.

No busco porque siempre me ha sido dada la oportunidad para descubrir belleza en lo que me rodea, lo que miro, lo que vivo en el día a día de un lugar cualquiera. Tampoco busco porque desee encontrar esos instantes que mi mente a través de la retina guarda para la eternidad de mi propia existencia, están y a veces vienen a mí dados por lo que aspiro cuando respiro profundamente las ansias por vivir.

Lo eterno no es porque nunca se acabe, lo eterno es porque se pierde en la memoria y jamás se olvida, porque al final ser finitos nos impide saber qué es realmente la eternidad. He recorrido con mis pies, a veces cansados, a veces con ganas de comerse el mundo, lugares que son parte de esa eternidad tan fugaz como el propio ser humano, esos espacios donde te sientes pequeño porque ya te han visto a pesar de no haber estado, donde el hombre es una mota de polvo a través de los siglos, y me he sentido infinitamente eterno por saber que no lo soy.

Cuando los rostros pétreos te miran fijamente desafiando el tiempo, cuando las enormes columnas de férrea construcción se alzan altivas por encima de tu cabeza, cuando las piedras del camino se ríen de ti porque no puedes descubrir nada que no haya sido ya escrito, en esos momentos sentirme insignificante me sublima porque el humo y el polvo que seré es ya parte de todo lo que me excita y llena mis sentidos.

Mis ojos, los mismos que se llenan de lágrimas ante la emoción de lo que fui siglos antes de haber nacido, recorren el infinito que se presenta ante ellos tras el meandro de un río eterno, un coloso de pies gigantes, unas columnas que no tienen final o el aroma del polvo levantado por carruajes que no saben qué es el final de los tiempos.

2 comentarios:

  1. Sentirse pequeño ante la belleza, ante la historia, es lo que nos permite disfrutar de cada detalle y volver a casa con el deseo de volver a sentirnos pequeños recreando cada instante vivido.
    Esa es la magia de vivir y descubrir el mundo, tan pequeño y tan grande a la vez.
    Un besazo.

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