Amiga y colaboradora de este espacio, Charo nos trae su visión sobre lo que consideramos (en eso me uno a ella sin dudarlo) un derecho inalienable y que no se compra ni se vende según modas, épocas ni mierdas varias que nos quieran hacer creer.
Insumisión
Siempre he sido
una persona respetuosa con las reglas, estuviera de acuerdo o no con ellas,
siempre que las mismas fueran por el bien común, por el bienestar familiar o
por la paz mundial. Pero hoy me declaro INSUMISA. Me niego a admitir las nuevas
normas que la RALE publicó hace ya la friolera de dos años. He de admitir que
desconocía dichas reglas de ortografía porque la gente que lee lo que yo pueda
escribir nunca me ha corregido y porque el corrector ortográfico de mi
ordenador es casi tan antiguo como yo (lo que nos da un cierto calorcito de
hogar).
El otro día,
hablando con un profesor de lengua española salió a colación la nueva
ortografía. Me presentaron el documento y sin darme cuenta comencé a ponerme de
mala leche, a soltar improperios por mi linda boquita y de repente me levanté
de la silla como si fuera Agustina de Aragón y dije algo así como “me declaro
insumisa y llamo a todos a la insumisión”.
Parece ser que
la RALE (esa que limpia y da esplendor) ha decidido facilitar la vida a la
gente (¡cuánta bondad!). Vamos a ver si puedo explicar cuáles son algunas de
las nuevas normas: los prefijos “post” y “trans” pasan a ser “pos” y “tras”, o
lo que es lo mismo si antes El paciente necesitaba una transfusión en el
postoperatorio ahora solo necesita una trasfusión en el posoperatorio.
Si, han leído bien. He escrito solo y no sólo (INSUMISIÓN) porque a partir de
ahora el acento se elimina (se ve que antes éramos demasiado quisquillosos con
estas cosillas). Porque para evitar conflictos en el hipotético (INSUMISIÓN)
caso (luego hablaremos de las h) que hubiera confusión, ésta (INSUMISIÓN) se
subsana poniendo la palabra entera, es decir, solamente.
Pasamos a hablar
de la “h”. Las nuevas normas dicen que las palabras que se puedan escribir con
“h” o sin ella (es decir, todas excepto las que vayan detrás de una c formando
la grafía correspondiente a un fonema diverso) se prefiere siempre la forma sin
“h”. Es decir, que ya no hilvanaré (INSUMISIÓN) el almohadón (INSUMISIÓN) ni
podré habitar (INSUMISIÓN) en una buhardilla (INSUMISIÓN). Porque ésta
(INSUMISIÓN) (también hay nuevas reglas para los pronombres demostrativos) es
una de las más escandalosas, ya no tendremos buhardillas sino boardillas. No
sólo (INSUMISIÓN) quitamos la “h” sino que cambiamos la “u” por una “o”.
Pues lo dicho,
resulta que ésta (INSUMISIÓN) es parte de la nueva gramática que, imagino, han
diseñado para que los pobres niños que hace mucho que no saben distinguir un
pronombre de un artículo no se vean en la necesidad de decidir si ponen tilde o
no en palabras básicas y de uso común y así nos evitamos el psicólogo
(INSUMISIÓN) por los traumas que les pueda crear tanta incertidumbre.
Como imaginarán
la cosa no queda ahí, estaba la “ps” de psicólogo (porque ya no está), había
préstamos de otras lenguas como banjo, junior o manager que ahora son banyo,
yúnior o mánayer y un montón de lindezas más que me niego siquiera a mencionar.
Y me pregunto,
¿todo esto lo hacen porque tienen que justificar sus sueldos y sus mentes ya no
dan más de sí, porque temen no pasar a la historia por sus obras y quieren
hacerlo por sus armas de destrucción masiva o por qué?
¿Dónde ha
quedado la etimología de las palabras, el cómo animar a un niño a que descubra
por sí mismo la procedencia de los vocablos y la maravillosa aventura que
supone conocer las culturas que nos han influido, investigar en un diccionario
buscando datos…?
Hace años
empezamos por admitir el leísmo, por no sorprendernos al omitir la “d” en un
participio, y poco a poco hemos ido degenerando de tal manera que creo que se
nos ha ido la pinza. Pero lo que más me enfada es que se da cabida en el
diccionario a todos los términos creados por los adolescentes porque son de uso
común, se permiten aberraciones sólo por el hecho de que sean hoy en día de
común uso (por variar), pero si mañana voy a hacer un examen en el que debo
poner la palabra guión (INSUMISIÓN) o truhán (INSUMISIÓN) me pueden suspender
porque no es que ahora se admitan truan y guion, es que son la única manera de
escribirlas.
Perdonen, pero
creo que escribir y hablar bien es un derecho que tenemos todos, es algo tan
maravilloso que, desgraciadamente, ha pasado casi a ser un arte. Y hasta
(INSUMISIÓN) esta forma de arte se nos está negando.
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