Bueno, tenía que llegar, de hecho creo que ha llegado demasiado tarde sabiendo lo puntual que suele ser la dama negra con los pobrecitos seres humanos, pero al margen de épocas, numerología barata y demás estupideces que suelen llenar las páginas de cualquier lugar para hablar de alguien, el caso es que uno de los más grandes de la Música (para el que suscribe) nos ha dejado.
Gregg Allman ha sido, es y será, a pesar de la dama negra, uno de los más representativos músicos del Blues, del Soul, del Rock, del Sureño... porque con él y sus colegas de The Allman Brothers Band (joder, me tiembla el pulso al escribirlo, ¡¡¡qué barbaridad!!!) la Música se vistió de otra manera, el color importaba una mierda y los sonidos comenzaron a ser otra cosa que no se conocía, y él, Gregg, junto a esos y los que siguen estando, nos dieron a ver, disfrutar, paladear y degustar una nueva manera de entender el Rock, el que se llamó Sureño y aunque les siga jodiendo a los descerebrados de color blanco, The Allman Brothers Band lo creó.
Inmenso como creador, con los himnos que a todos nos suenan cuando quieres una cabalgada directa a los infiernos, capaces de mantenerte en una jam de cuarenta minutos y sentir que no nos hemos movido de los acordes para afinar los instrumentos. Inimitable como vocalista, la voz negra en cuerpo blanco y cabellos rubios de tinte, un bluesman que podía hacer Soul y Rock con los toques que le daba la gana, ese registro que aún buscan igualar quienes se han erigido (mediocres de medio pelo, obviamente) en los que van creyéndose sucesores del nuevo Southern Rock (¡¡¡y una mierda!!!)
Nadie en la historia del Rock Sureño, y los ha habido muchos y buenos, ha tenido la capacidad vocal y la calidad interpretativa con su voz de Gregg Allman, por eso era quien era.
Como instrumentista no creo que le enseñaran mucho, ya estuvo su hermano y los genios de quien mamó lo que era capaz de hacer. Teclista brutal, excelso, exquisito (esta palabreja...) dominando el órgano y el piano, capaz de ser uno más cuando en esa banda, la banda, The Allman Brothers Band, se encontraban dos solistas que apartaban de un plumazo a quien hubiera querido hacerles sombra. Único y delicado, salvaje y desproporcionado, su "Hammond" aullaba hacia donde nadie podía llegar, y el piano provocaba ese momento que quizás nadie apreciaba cuando debía dar el toque de suave caricia.
Desconocido guitarrista y provocador cuando las seis cuerdas llegaban a sus manos, haciendo que todo se alargara, sabiendo, eso sí, que las cosas deben ser de quien mejor las conoce, y Duane y Dicky ya las conocían.
Habrá muchas cosas que más allá de lo que le hizo leyenda de la Música puedan escribirse de Gregg, pero en lo que a mí respecta me importan una mierda. He gozado y disfrutado un millón de veces con la belleza de una Música que inventó junto a unos nombres irrepetibles en el universo de los sonidos, y el resto es algo que me sobra, porque las miserias de cada uno no me importan en absoluto.
Cuando vuelva a sonar "Whipping Post" y las jams eternas del "Mountain Jam" se paseen por mis sueños, The Allman Brothers Band me excitará hasta decir basta, y la voz de Gregg, su órgano aullando a lo eterno y esas guitarras infinitas con una sección rítmica de ensueño volverán a hacer que crea en lo que nunca debió morir, la magia del ser humano cuando se empeña en crear belleza.
Hace mucho tiempo que es una leyenda y nada debe cambiar, su música siempre será el presente, y su gran talento, el que hará que perdure infinitamente.
ResponderEliminarUn beso.
Porque la Música siempre irá mucho más allá que los hombres.
EliminarUn beso