domingo, 14 de febrero de 2016

De Vinilos y Otras Glorias MDCIX

Un genio anda suelto, o mejor dicho, necesitaría estar suelto, pero por desgracia para él y el resto que amamos su brutal intelecto musical, no pudo estarlo mucho tiempo.


Syd Barrett (Barrett) 1970


Creo que es evidente que si amo cierta Música, llamémosla emocional, mental, creada por los sentidos por encima de todo, amo el talento de tipos como Syd Barrett.
Creador primario junto a sus colegas del universo Psycho de Pink Floyd, donde todo era una alucinación tras otra, a mayor gloria de las locuras trascendentales que nos llevan más allá de la lógica, cuando abandonó la nave porque no se podía sostener lo que tenía en la cabeza, nos dejó alguna que otra perla para que con el tiempo uno vuelva a ellas y se divierta esperando que nada sea lo que parece.
El comienzo de la década setentera embaucó con este "Barrett", a mayor gloria de su apellido paterno (creo) y por ende de él mismo. Un disco donde quería seguir guardando sus fantasmas y envolver con un halo de invisible probabilidad la continuación de su genio más allá de los propios problemas que su mente le creaba.
Con la aportación inestimable de colegas del pasado, especialmente un amor sentido por parte de David Gilmour que colabora en todo lo que puede y más alargando su sombra como músico capacitado para lo que le da la gana, firma un trabajo que se desliza entre la Psycho más auténtica made in Syd y momentos de Prog. experimental y ecléctico que su cerebro maneja porque no tiene límites.
La dejadez querida, requerida y nada forzada de su voz se transforma en hilo conductor para la aventura, que nos hace viajar de manera libre y segura por unos sonidos que se meten donde uno quiera colocarlos; de hecho esa es la gran virtud de Syd Barrett, llevarte a su universo y una vez allí... uno mismo y sus circunstancias, que son las que son.
No hay que esperar esa joya que el talento de este músico excepcional podría haber hecho cuando hubiera querido, pero no hay nada desechable en "Barrett", de hecho se convierte en una guía de momentos fuera de la norma y queriendo dejarlo todo, porque hay donde elegir y disfrutar con ello.
Es lo que tiene, o lo que siempre pensaba tener, que cuando uno crea lo que sus emociones le dictan, los límites son muy difíciles de definir, porque no suelen existir.
Syd Barrett voz y guitarra. Jerry Shirley batería. David Gilmour bajo. Richard Wright teclados.

SIDE ONE:  Baby lemonade;  Love song;  Dominoes;  It Is obvious;  Rats;  Maisie
SIDE TWO:  Gigolo aunt;  Waving my arms in the air / I never lied to you;  Wined and dined;  Wolfpack;  Effervescing elephant


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