Ahora no contagio mi forma de vivir las emociones,
ya no llega mi manera de apasionarme, de sacarlo todo en cada momento, mi forma
de ser se halla olvidada, como un recuerdo en la madera de cualquier barra de un
bar de carretera, mis ideas se consideran mezquinas, ya no se ven como el
infinito al que dirigirse sin llegar nunca al final del camino.
Mi mente está cansada, en ocasiones el hastío me abraza y no me quedan ni
tan siquiera las notas que laceraban mis oídos y me hacían sentir vivo. El
silencio ha ocupado el espacio, no espero el ritmo que golpea el corazón para
llevarlo hacia las estrellas, ahora el chasquido de mis dedos es lo único que
tengo, y me duelen las manos por recoger lo que nunca deseé que cayera.
El frío llegado del norte me reclama, quizás los viejos héroes de
leyendas me esperen en la antesala del infierno, beberé el néctar de vida más
allá de la muerte, donde nada se escucha, nada suena, nada susurra, nada
desvela.
Un consejo: en esos momentos difíciles aferrate a esas burbujas que te ayuden a subir a la superficie. En tu caso estas burbujas son negras pero tienen mucho más poder que otras. Agarrate a ellas y sube, sube, sube hasta que pierdas de vista todo lo que te disturba.
ResponderEliminarUn beso enorme.
Respiro bien fuera del agua y por ahora la inmersión no entra en mis planes. Gracias
EliminarBesos