A Víctor, una persona excepcional, un hombre bueno, cabal y enorme, y un ser que bebía la vida como todos deberíamos hacer, con el convencimiento de que cada día merecía la pena.
Un par de años a su lado, y las lecciones de vida vinieron solas.
Sé Feliz allá donde hayas ido, porque el resto ya es tu legado.
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