“A Roma con amor”, es la última
película de Woody Allen que pude ver hace unos días.
Ya he dicho en otras ocasiones
que no soy crítico de cine, así que me limitaré a decir que es una película
divertida, para pasar un rato agradable, con ocurrencias que hacen soltar la
carcajada fácilmente.
Las distintas historias que se
desgranan a lo largo de la película son interpretadas por un grupo de actores
americanos e italianos entre los que no destaca expresamente el protagonismo de
ninguno de ellos lo que, para mí, le confiere un atractivo a la película.
Además de estos actores citados intervienen Penélope Cruz (aquí permitidme que
no diga nada ya que particularmente no me gusta y prefiero obviarla, aunque la
gente dice que hace un papel extraordinario) y el tenor Fabio Armiliato,
increíblemente divertido.
Son un entramado de historias más
o menos simples, en las que se muestran distintos aspectos de las relaciones
personales, donde se hace una ligera crítica de la televisión y del mundo de
espectáculo.
En la cinta aparecen temas
musicales muy italianos como “Il blu dipinto di blu”, “Arrivederci Roma” o
fragmentos de óperas como “Tosca”, “La Traviata” o “Pagliacci”, y se muestran
los lugares más emblemáticos de esa ciudad maravillosa dibujados con una
fotografía limpia, mostrando el esplendor de la ciudad.
Podía haber sido cualquier otra
ciudad la que acogiera esta historia, pero es una Roma tranquila y bella la que
lo hace, lo que desde mi punto de vista es un acierto.
De Charo, que se agradece.
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